martes, 28 de julio de 2009

Todo.


En este laberinto
de memorias perdidas
dudé de mi cordura,
me ví pequeña, frágil,
y se llenó de ahogos
mi garganta.

Viajé en un remolino
y estuve en un regazo
acunada de amores
que no supe entender.

Se desplegó a mi paso
la alfombra de los tiempos
y sembré en los caminos
agrietados
semillas de sonrisas.

Calculé sin mesura
el riego de las plántulas,
y a mi paso indeciso
se doblaban sus pies.

Repartí sin contarlos
los besos que tenía,
entregué sin ahorro
el alma y corazón,
hasta enterarme un día
de que dándolo todo
me olvidé de guardarme
la razón.

Hoy contemplo en silencio
lo que dejé sembrado
y miro un laberinto
sin cosechas.

La angustia me cercena,
me oprime, me lacera,
y en mis horas de llanto,
con el peso de tanta
soledad,
tengo huecas las manos
de consuelo
porque lo he dado todo
sin pensar.

Se perdieron mis años,
se perdieron mis besos,
mis sonrisas se fueron,
sembré en un pedregal.
y estoy aquí, tendida,
con la sed del vacío,
esperando una rosa
que no florecerá.

¿Qué puedo darte ahora
para seguirte dando?...
si no te amara tanto
también te entregaría
mi laberinto.


(De "Donde vuelan los colibríes")